Segunda Parte: Untermensch
DZALIZZZZRII fue despertando
lentamente. Su verde y pastosa sangre fría
volvió a circular por las venas a un ritmo normal. Mientras su mente recuperaba
plenamente la consciencia. Con una de sus garras escamosas empujó hacia arriba
la tapa de la capsula hibernadora mientras sus ojos apenas entreabiertos se
deslumbraban con una desagradable luz roja. Esa luz, indicaba que la nave había
concluido el viaje estelar en el punto programado.
DZALIZZZZRII ya “de
pie” sobre sus garras traseras se dirigió a la escotilla. Intento localizar a
simple vista su objetivo pero solo alcanzaba
a ver aquel blancuzco satélite.
Tal como estaba previsto, la computadora a bordo de la nave
se detuvo unos kilómetros antes de entrar en órbita. Ahora el completaría el
resto del viaje.
Ese era el único momento
en que DZALIZZZZRII realmente se
sentía un piloto. Disfrutaba guiar la nave con los controles de mando mientras la nave entraba en algún planeta.
Era un pequeño riesgo
que fuera él y no la computadora de
vuelo la que calculara la trayectoria correcta para entrar en orbita. Pero
quien lo podría evitar estando tan lejos del centro del universo en aquella
apartada constelación.
Lo demás se reducía a meterse en su cámara hibernadora para
dormir y ejecutar el mismo trabajo de siempre. Un trabajo indigno para él, ex-piloto
de un caza estelar. Todas las emociones de su antiguo trabajo ahora se reducían
a seguir cuidadosamente los protocolos de seguridad. Si no quería recibir
regaños de su jefe. Ó peor aún, podría ser penalizado al momento de recibir su
paga.
¡Que diablos! Se daría el lujo de pilotear el ingreso al
planeta aunque de regreso lo reprendieran. Además era apenas una misión
para confirmación de cuarentena. Recogería algunos datos. Los mandaría a
la central de su planeta y recibiría instrucciones. Que generalmente eran tan
simples como:
Métase de vuelta a la
cámara hibernadora y regrese a casa. Esas misiones de confirmación de
cuarentena casi siempre eran falsas alarmas.
A veces un micro agujero negro formado en el lugar
incorrecto, duraba más de lo normal. A
veces una estrella de brillo cambiante, a veces alguna nave descompuesta o
perdida. Cualquiera de esas posibilidades hacían saltar una de las alertas regadas a lo largo y ancho del
universo y entonces se le mandaba a él, o
a cualquier otro trabajador a verificar que todo estuviera bien. Casi siempre
esas misiones de cuarentena acababan en una simple recalibración de los satélites.
Esos satélites, le habían dicho: “Son vitales, porque vigilan cuando se presenta un cambio radical y súbito en la masa de un
objeto, solo a través de la alteración en la masa de un objeto puede
conseguirse la generación de suficiente energía, que manipulada de forma
correcta….
…y eso es importante
cuando quieres asegurar que todo marcha bien en el universo. O eso es lo único que recuerda DZALIZZZZRII
de su aburrido curso de inducción
al entrar a ese trabajo.
Lo que le llevo a recordar que la primera tarea que debía
hacer incluso antes que entrar al planeta era revisar la información de los satélites
que controlaban los límites exteriores de aquel lejano sistema solar. Se acerco
a la consola y ajusto uno de sus seis tentáculos en su cabeza, a los controles de la nave. La información de
los satélites que necesitaba comprobar ya se encontraba almacenada en la
computadora de la nave solo necesitaría entrar en el archivo correcto. Cuando reviso
los parámetros que buscaba, para su
sorpresa. ¡Todos los satélites distribuidos alrededor del perímetro de este
sistema solar mostraban perturbaciones!
Aquello descartaba los micro agujeros negros que solo pueden disparar una alerta a la vez.
El sol seguía activo y los registros no mostraban un cambio
radical en su brillo. Ni evidencia de tormentas solares de proporciones
importantes.
Quizá un convoy o incluso alguna nave averiada había
atravesado aquella zona y el desperfecto
en la nave habría evitado que los satélites registraran su origen.
Todas las naves con capacidad de vuelo estelar. De todas las
civilizaciones conocidas en el universo deben tener un número de serie y una
señal particular que permita a los satélites registrar su número de serie.
Justamente para que no se conviertan en una falsa alarma.
Pensó en un convoy de
naves mercantiles. Pero sería raro en
aquel sistema ubicado en la orilla. Quizá una sola nave perdida dando vueltas.
Penso en todas las explicaciones posibles. Tal vez, si una nave hubiera sufrido
un desperfecto o hiciera una parada de emergencia. Apenas dos planetas y una
luna de aquel sistema solar aparecían en las cartas estelares como baños
públicos y/o repostaderos. Pues contaban con agua.
Y solo uno de ellos parecía capaz de albergar vida primitiva
ya hace millones de años cuando alguien volvió a darse una vuelta por este lugar.
Justo de ese planeta, surgían las alteraciones de origen en los
cambios de masa. Los satélites mostraban que las alteraciones de masa eran
siempre de la misma magnitud. Y sea lo que fuere se desplazaba a velocidades 1.8 superiores a la velocidad de
un taquión.
Las escamas de
DZALIZZZZRII se oscurecieron. Quizá aquello si fuera una misión de
cuarentena después de todo. Y el planeta
que estaba a espaldas de su nave era el principal sospechoso por eso la
computadora de vuelo había escogido
aquel punto para detenerse.
Se arrepintió de calcular por el mismo la trayectoria ideal
para entrar en la orbita de aquel planeta y prefirió que la computadora hiciera
el cálculo. No tomaría ningún riesgo. Mientras la nave ingresaba a velocidad
constante, DZALIZZZZRII uso la conexión que mantenía entre la computadora y su tentáculo
y reviso lentamente el manual de la compañía. Cuando la nave se detuvo a la altura correcta ya en el cielo azul. Mentalmente sabia que a partir de ahí, debería
cumplir una serie bien ordenada de pasos.
Primero debía lanzar las sondas exploradoras del tamaño de
una pelota de golf , las cuales debían
dispersarse alrededor del planeta para reunir la información sobre
las condiciones geológicas y de vida en el planeta. Apenas unas horas
después y la información que iba siendo
enviada por las sondas se proceso en datos que DZALIZZZZRII ahora debería interpretar.
Desde su cabina era capaz de determinar cuantos tipos de
vida existían. Las sondas detectaron
una multitud asombrosa y variada que iba desde formas microscópicas hasta unos seres marinos ululantes que
viajaban en grupos. La siguiente tarea era determinar el modo en que
interactuaban estas especies entre si
Y sin lugar a dudas
entre todas esas especies había una que dominaba abrumadoramente a las demás.
Aquel planeta al igual que el planeta de los Xeles. Del cual venía DZALIZZZZRII
eran una minoría en el universo. Cuando
has viajado a través de él. Sabes que muchos ecosistemas planetarios son
“cooperativos”.Porque las especies de un
planeta son autótrofos, es decir, se alimentan de elementos sin vida como el dióxido
de carbono y con la luz del sol generan una reacción química de la fotosíntesis
para producir carbono. Como las plantas.
Y lo mismo ocurre con las otras formas de vida conocidas en el universo cuya
base es el amoniaco o el silicio en lugar del carbono.
Hay otros planetas donde una especie si se alimenta de
ciertas partes del cuerpo de otra especie y esas partes del cuerpo que sirve de
comida a otros. Se regenera o “florece” de una manera regulada y armoniosa
manteniendo un equilibrio casi perfecto.
Pero en otros
ecosistemas como este y el planeta de los Xelex, existe una cadena alimenticia
de seres heterótrofos que se convierten
en depredadores y hasta donde se sabe, es la naturaleza depredadora un rasgo
que generalmente va desarrollando un sutil y raro tipo de inteligencia agresiva
que le permite a una especie convertirse en la punta de la pirámide
alimenticia. O dicho brevemente; Ser agresivo te hace inteligente.
Cuando DZALIZZZZRII
determino a consciencia quien ocupaba este lugar prominente en la pirámide
alimenticia local su siguiente tarea era
investigar a fondo todas sus características. Los resultados al analizar su ADN
le estremecieron.
Aquella especie compartía cerca de un 70% de información genética con la
raza Xel.
Recibió las termografías para
detectar sus núcleos de calor. Pues al ser animales de sangre caliente buscarían zonas templadas antes que frías para vivir.
Localizó los núcleos de población
mas numerosos y comprobó la naturaleza gregaria de la especie y su número. Cerca de tres mil millones de
seres humanos habitaban y dominaban la vida del planeta.
Le asombro descubrir que parte la energía con que se mantenían los
nidos humanos procedía de fuentes nucleares. ¡Esparcidas en el mismo planeta! Expuestas
a posibles daños por guerra o desastre. Cuando el estándar galáctico es llevar
estas formas de energía a planetas o satélites colonizados
Quizá esos seres no eran tan
brillantes después de todo. Calculo el último registro conocido del planeta y
el nivel de vida inteligente en ese entonces. Ni siquiera existían los homínidos.
Sino grandes saurios que compartían el 89% de información genética con la raza
Xel. En un tiempo demasiado breve evolutivamente hablando. Los seres humanos consiguieron
llegar a un nivel tecnológico asombroso.
Las alarmas de todo el sistema
solar se habían activado en menos de una semana y bajo ese patrón se había
pronosticado que pronto habría alarmas más
allá del sistema que pronto entrarían en acción cuando detectaran un nuevo
cambio de masa súbito. Su misión ahora era confirmar la naturaleza del “evento”
y lo que lo producía. Este “evento” ocurrió el 24 de enero del 2033 a las 16:00
hrs. tiempo local. Las sondas detectaron y comprobaron que un artefacto
tripulado por humanos había ejecutado un viaje hiperlumínico desapareciendo su
masa y transformándola en una energía que se desplazaba 1.8 veces la velocidad
de un taquion. Lo cual significaba que
aquella raza era capaz de viajar a una velocidad superior a la luz. Y
confirmando los registros de las alarmas.
DZALIZZZZRII llegó al lugar apenas
minutos después que el suceso ocurrió. Los lectores aun podían detectar rastros
del viaje en el espacio donde antes se encontraba la nave terrestre. Y en derredor cientos de hombres celebrando
aquel viaje. Era la última prueba antes del lanzamiento oficial el día 30 de
enero con motivo del centenario del Tercer Reich.
El siguiente paso seria estudiar a
algunos sujetos de la especie en su hábitat natural.
Abrió una gaveta y con una especie
de garra metálica extrajo de un minúsculo
recipiente algo parecido a una cucaracha una especie que ya existía durante la última
visita al planeta. Hace 300 millones de años. Pero solo parecía una cucaracha. En realidad
su exoesqueleto era de un metal ferroso asombrosamente frágil. Aquello no
impresionaba a DZALIZZZZRII. Lo que si conseguía impresionarlo era que en el interior de aquel “insecto” había
en su interior algo aún más pequeño. Nanotransmisores que se implantarían cuando
aquel “insecto” se posara sobre un
humano. A partir de ese punto durante el
sueño del sujeto a observar analizaría
su psique.
Darek Maurer, el apenas sintió un
pinchazo, e instintivamente, dio una palmada sobre su cuello. La palma de su
mano se lleno de un liquido viscoso del que apenas pudo identificar una
diminuta ala de lo que parecía un insecto muerto. El nanotransmisor iba ahora
en dirección a su cerebro.
Sin dudarlo DZALIZZZZRII activo
la misión de cuarentena. La onda de
choque empezó en cada una de aquellas
pequeñas pelotitas, que hasta ese
momento solo habían recolectado información. Los satélites terrestres dejaron
de transmitir. Celulares, señales de televisión, internet y las comunicaciones
de satélites militares, meteorológicos, espías. Todo colapso. El 30 de enero
del 2033 cuando Darek Maurer salio a esa pequeña terraza de mármol blanco se
sintió observado. Giro sobre si mismo en dirección al salón que apenas unos
minutos antes había dejado. No había nadie. Le miraban desde arriba
DZALIZZZZRII tenia los resultados finales sobre las impresiones de la mente de
Darek Maurer. DZALIZZZZRII desde su nave con repulsión se estremeció y supo que aquel ser y
su especie no merecían compartir el mismo universo. Los Xelex eran seres
agresivos pero su agresividad era producto de una imperiosa necesidad de ganar
espacio para una especie que engendraba generaciones de miles de millones. Los
Xelex mataban a otras especies y colonizaban pero solo hasta que era
absolutamente necesario para su supervivencia. Y lo hicieron hasta que una raza superior les “controlo”.
La gran diferencia entre los Xelex y los humanos era la innata y morbosa facilidad del ser humano para
dañarse a si mismo y a otros. El ritmo
de su asombroso desarrollo tecnológico y
su maldad “gratuita” que ahora se personificaba con plenitud en aquella
civilización y sobre todo en aquel ser. DZALIZZZZRII lanzó una onda de choque de partículas sobre
Darek Maurer cuyo cuerpo quedo aplastado
sobre la losas blancas de la azotea. Era curioso desde donde estaba la nave de
DZALIZZZZRII, los restos de Darek Maurer parecían los de una cucaracha
aplastada.
Una hora después una segunda nave
Xel, del tamaño de un acorazado estelar. Llego a la orbita terrestre. La misión
de cuarentena se había convertido en una misión de otro tipo. Había que
exterminar a esta plaga surgida en un apartado rincón del universo antes de que
se expandiera a otros planetas.
De la nave saldrían cientos de miles de “insectos”
esta vez no inocularían nanotransmisores. Llevaban en su interior un
virus altamente contagioso que atacaría únicamente
al sistema inmune de los seres humanos
sin afectar a otras especies. La operación de exterminio tendría lugar aquel
mismo 30 de enero a las 20:00 hora local.
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