AMOR UTOPICO
La fría
mañana del 28 de septiembre del 2010
Karla y Erik se
conocieron. Finalmente sus vidas se cruzaron al atravesar la calle en sentidos opuestos.Un encuentro que duro apenas lo que dura una mirada. Tan breve como les tomó llegar a la acera, tan largo, que ambos supieron que nunca se repetiría.
Ya de joven, Erik comenzó a cultivar la extraña afición de conocer todas las filias y perversiones. Era un desesperado intento por comprender todas esas formas, en que una persona es capaz de expresar un sentimiento tan latente y básico como el amor. Esa afición era sobre todo un impulso irrefrenable por comprender la forma en que él amaba. Y mientras más formas de amor, e historias conocía, pronto le resulto evidente que casi cualquier cosa puede ser cargada con un sentido erótico o afectivo. Que no existen barreras de sexo, raza o número de participantes. Por eso no le resulto extraño cuando supo de una mujer que se enamoro ¡De un muro en alguna olvidada calle de Ámsterdam!
Ya de joven, Erik comenzó a cultivar la extraña afición de conocer todas las filias y perversiones. Era un desesperado intento por comprender todas esas formas, en que una persona es capaz de expresar un sentimiento tan latente y básico como el amor. Esa afición era sobre todo un impulso irrefrenable por comprender la forma en que él amaba. Y mientras más formas de amor, e historias conocía, pronto le resulto evidente que casi cualquier cosa puede ser cargada con un sentido erótico o afectivo. Que no existen barreras de sexo, raza o número de participantes. Por eso no le resulto extraño cuando supo de una mujer que se enamoro ¡De un muro en alguna olvidada calle de Ámsterdam!
Y mientras más conocía del amor, fue cada
vez más claro que él había elegido de
entre todas aquellas filias posibles, la más siniestra de todas. La de
pretender amar y ser amado por una misma
persona.
En realidad ¿Era esa realmente
la forma en que el deseaba amar? Ó solo estaba heredando un concepto social ampliamente aceptado,(vivía en una sociedad que finge vivir bajo el patrón de una relación monogámica).
Y sin embargo no quería, no podía amar de otra
forma. Si bien a veces fue él, quien no amo con la misma intensidad que era
amado ó no fue amado a su vez como hubiese deseado.
En la busqueda frustrada de su amor, prefiguró la razón de sus fracasos. Ella a quien esperaba Nunca apareció. Ni siquiera durante ese par de relaciones cuando por un instante creyó que la había encontrado finalmente.
En realidad nunca la conoció, nunca hubo un encuentro casual. Ni visiones o sueños donde la presencia de ella le fuese revelada. Nunca existieron la concurrencia de las casualidades con las que Dios suele dictarnos su voluntad.
A veces titubeaba. le parecía perversa la idea de aquel amor bilateral, perfecto. Más perturbador hubiera resultado saber que esa forma de amor era compartida por la persona que el buscaba.En realidad nunca la conoció, nunca hubo un encuentro casual. Ni visiones o sueños donde la presencia de ella le fuese revelada. Nunca existieron la concurrencia de las casualidades con las que Dios suele dictarnos su voluntad.
Que en
efecto, el objeto de su afecto era real.
Karla
enfrentó el problema del amor desde otra perspectiva. La del ensayo y error. Si
aquella persona reservada para ella, existía
solo era posible conocerla a través de un intensivo concurso de
aspirantes. Novios, amantes y un esposo. Sin embargo él jamás llegó. Intento querer cientos de veces para
llegar a ese amor que en la vida real solo se nutria de fé.
Ella le intuía, le sabía algo más que un sueño sin rostro o nombre.
Y eso hacia
más sublime su amor. Porque sin conocerse jamás, ambos sabían que el otro existía y que en su vida cada uno añoraba y amaba al
otro con la misma certeza con la que el
día a día se había empeñado en nunca colocarlos en el mismo lugar. Con la misma
certeza que tuvo Dios para no poner en medio de ellos a una tercera persona que les presentara.
Y era este amor alimentado con la ausencia permanente. Quizá la más aberrante de todas las perversiones conocidas.
Algo diferente debió ocurrir esa noche del 27 de septiembre del 2010. Karla sintió una aprensión inexplicable y comenzó a llorar. Poco a poco esa vaga sensación de tristeza y melancolía se convirtió con total claridad, con total precisión en que para Erik había muerto la certeza de que Karla existia.
Y era este amor alimentado con la ausencia permanente. Quizá la más aberrante de todas las perversiones conocidas.
Algo diferente debió ocurrir esa noche del 27 de septiembre del 2010. Karla sintió una aprensión inexplicable y comenzó a llorar. Poco a poco esa vaga sensación de tristeza y melancolía se convirtió con total claridad, con total precisión en que para Erik había muerto la certeza de que Karla existia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario