marquezina

Ultima entrada: SALA DE ESPERA (Ilustración) Fecha de publicacion 30/10/2011

13.10.11

SCHADENFREUDE


Schadenfreude



Puede parecer normal que hayan sido los alemanes quienes se tomaron la molestia de crear una palabra exclusivisima para designar esta sensación embriagante.
 Desde mi punto de vista cualquier persona o nación en el mundo pudo crearla. Si acaso habría que darles el mérito de tomarse la molestia de nombrarlo.


Hace doce años que trabajo en el subterráneo de la ciudad. Amaba mi trabajo. En verdad lo amaba-

Todos los días tomaba mi unidad y desde la cabina, estación a estación operaba las puertas de los vagones para permitir entrar a los usuarios, revisaba que las puertas cerraran correctamente y eventualmente dar algún aviso por el altavoz. Poco más que eso.
Siempre he visto  a la gente acercarse a la línea amarilla  cuando llego a una estación. Así que esa tarde la primera vez que ocurrió, no lo espere. Era una de las estaciones más llenas ya hace ocho años.
  Cuando la unidad iba casi en la mitad del anden  apenas le ví como  una sombra. No pude frenar. Arrolle aquel cuerpo que solo después, cuando me ordenaron por radio que hiciera la unidad atrás, descubrí  era  una mujer. No quiero ni pretendo comprender las razones que llevan a alguien a cometer un acto así. Solo quería saber ¿Por qué me sentía culpable de esa muerte. 


Aquellos eventos ocurrían entonces tan pocas veces que nos daban un mes en la playa con los gastos pagados. Ha sido el peor mes de mi vida.  Recordaba la lenta marcha atrás de mi unidad y yo mirando desde la cabina. No debí retroceder tanto. Solo quería darle espacio a los paramédicos para retirar el cuerpo. Fué entonces cuando no pude evitarlo. Le mire. Ella no tenia rostro. Por un mes solo podía imaginar miles de rostros. De cejas pobladas y nariz pequeña, quizá de labios gruesos. Pero entre todos los rostros imaginables nunca pude imaginar como serían sus ojos ¿Cómo sería su mirada?
Fui al psicólogo e intento convencerme de la obviedad esquiva de que yo era inocente.

El tiempo no cura nada que importe. Solo lo destila. Le  hace más preciso. Acera nuestros recuerdos emocionales al coste de pequeños detalles que se entierran en nuestro subconsciente.


  Solo pasaron tres años  y alguien más cambio mi vida, un señor  de 40 años. Cayó sin voluntad. Quiero creer que estaba muerto cuando le pase encima. Que su corazón le mató y no yo.
Me gane un mes más de vacaciones y una palmadita del psicólogo.

           
Desde hace dos años ocurren tan frecuentemente que ya no dan meses de vacaciones pero la palmadita en la espalda continua y nuestro trabajo también.

He visto a una chica casi correr para caer frente a mí. Todos caen de perfil mirando a las vías. En mis sueños les detengo gritándoles, suplicándoles que no lo hagan. Busco sus ojos. Necesito mirarles. Pero siempre tienen  la vista perdida, mirando a las vías.

No lo resistí más.  Fué la última chica. Desde hace un año pedí mi cambio a vigilancia. Comprendí que en cada una de esas muertes se murió algo de mí, comprendí que el vacío de lo que murió esas veces se lleno por fuerza con algo siniestro.

Gente que no conocí cambio mi vida  y ahora he consumado mi plan para calmar este sufrimiento.
Ayer durante la hora pico de la estación  alguien desconecto las cámaras de vigilancia. No hay evidencia de lo que ocurrió solo los testigos presenciales.

 -“Nos bajaron porque alguien se aventó a las vías”. –decían.
 Y en mi interior un regusto recorrió cuando  algunas personas decían  mezcla de miedo y morbosidad -“yo estaba en el anden cuando el metro intento detenerse”. -Me regocije con una malsana sensación de superioridad cuando algunos afirmaban:“Yo vi. cuando se cayo”.

Entonces quedaba solo el toque final de mi plan. Disfrute cada segundo mientras caminaba lentamente hacia  la operaria del metro  recluida con el policía en la cabina. Y ví mi reflejo.

 Escuche cuando dijo:-Cayó de espaldas, estoy segura. Quizá le empujaron. -
Un gozo se apodero de mi cuando   por fin me libere de aquel mal. Me acerque a la compañera y le di una palmadita en la espalda.  La misma palmadita en la espalda que le di a un desconocido hace unos minutos, para poder mirarle a los ojos antes de empujarle a las vías.




No hay comentarios:

Publicar un comentario